Reflexiona si es habitual en ti, que cuando vas en el coche,
increpes a los demás conductores lo mal que conducen, lo despacio que circulan…
Piensa si en casa a menudo exiges a tu familia que haga lo que corresponda,
pero a gritos… Observa si en el trabajo tus compañeros van todos en contra tuya
y la mayoría los tildarías de “inútiles”.
Ahora, ¡¡¡para y razona!!!, ¿Quién
actúa, tu mono o tú?
Efectivamente, todos llevamos la herencia de nuestros antepasados con nosotros, un
mono, que forma parte de nuestro yo. Es el que nos provoca el miedo, duda,
reacciones viscerales y tiene ideas fijas. De hecho el hombre en su infancia,
no tiene diferencia con un mono. A medida que crecemos, la educación recibida
permite aflorar la razón y la vida se
sucede en una lucha constante entre el mono y la razón, para prevalecer uno
sobre el otro.
El hombre tiene un grado de
Neurosis, Ansiedad y Preocupación (NAP) determinado y distinto en cada ser
humano, pero finito. La lucha con la pareja o los hijos antes del trabajo, los
atascos en el camino, las quejas de los compañeros de trabajo, las reprimendas
del jefe… hace que el grado de NAP
suba y suba hasta que tenemos el impulso
irrefrenable de ¡¡¡ traspasa nuestro NAP a los demás!!! (hijos, esposo/a,
padres, colaboradores, compañeros…
Podemos pensar que este “mono” es
despreciable, del que hay que prescindir, pero es mejor pensar que puede llegar
a ser nuestro mejor amigo y aliado, siempre que seamos nosotros, la parte
racional, la que utilice al mono y no al contrario.
Tom Hopkings define con las
siglas E.P.R. la secuencia: Estímulo --- Pausa --- Respuesta
Cuando nuestro NAP ha llegado a su punto álgido, el mono se siente
estimulado para actuar, se trata de darle un plátano para que haga una
pausa, de modo que el ser racional cuente hasta 10, 20 … 100 antes de dar la respuesta, para que ésta haya pasado
el filtro de la razón, de la experiencia y de la inteligencia.
¿Le interesa realmente hacer algo
por su mono? El mono hace que constantemente
tengamos miedo de actuar, pero por otro lado ese miedo agudiza nuestros
sentidos, permitirá que analicemos los hechos con visión más amplia y, por
ende, logrará que nuestra preparación sea más minuciosa. El binomio miedo/inteligencia es
poderosísimo, nos permite vencer el miedo y empuja a actuar.
Busca en ti hábitos que no te
gustan, cosas que necesites mejorar y desarrollar, aunque la sociedad intente
impedirlo, grita ¡no podrán conmigo!
“El que obtiene una victoria sobre otros es fuerte, pero el que
consigue vencerse a sí mismo, éste, es todopoderoso”. Lao-Tsé.